Apasionado por la educación, el Lic. Enrique Macías González dedicó gran parte de su vida a la enseñanza, combinándola con el ejercicio de su profesión.

Nacido el 17 de julio de 1947 en la casa que habitaba su familia en el interior de la Jabonera La Unión, creció en el poniente de Torreón. Estudió el bachillerato en la Preparatoria Venustiano Carranza, para después ingresar a la Escuela de Comercio y Administración -hoy Facultad- recibiéndose como licenciado en Administración de Empresas en el año 1970.
Durante su época de estudiante, además de trabajar para la desaparecida Casa Buchenau, formó parte de la Corporación de Estudiantes Mexicanos, grupo apostólico formado por jóvenes que complementaban la instrucción académica con la reflexión acerca de la realidad del país y su compromiso para mejorarlo. Bajo la asesoría del Padre Jacobo Blanco Morán, rector en aquel entonces de la Escuela Carlos Pereyra, pasó, junto con la mayoría de sus compañeros, a formar la Corporación de Profesionistas de México.
Una vez recibido, trabajó en la Compañía de Seguros La Comercial, siendo invitado además a impartir clases, tanto en su Alma Mater como en la Escuela Carlos Pereyra. No obstante el pesado trajín que significaba cumplir combinar su trabajo con la enseñanza en jornadas que, en ocasiones iban de 7 de la mañana a 9 de la noche, el gusto por impartir conocimientos, así como por la convivencia con los muchachos, lo animaba y lo fortalecía.
Continuó con el ejercicio de su profesión, pasando a ocupar la Gerencia Administrativa de las Ópticas El Anteojo Moderno, la cual combinaba con la cátedra, misma de la que fue relegado debido a problemas políticos que aquejaron a la universidad.
Sin embargo, al cerrarse dicha puerta, se abrió otra. En el año 1982 fue invitado como profesor asignatura a la Universidad Iberoamericana, que abrió sus puertas en la Comarca Lagunera en el mes de agosto de 1982. Volvió a las aulas, ahora en una universidad de inspiración jesuita. Su don de gentes lo acercó tanto a los Padres Luis González Morfín, primer rector de la Ibero Torreón -antes conocida como UIA Laguna-, Gabriel Anaya Duarte y Leopoldo Núñez Hinojosa, así como de quienes integraron el patronato.

En el año 1983, fue invitado a trabajar en la Ibero de tiempo completo, lo cual aceptó como regalo caído del cielo, ocupando la coordinación de la carrera de Relaciones Industriales, la jefatura de Personal, además de impartir varias materias. En aquellos años, además de realizar las labores correspondientes, colaboró con las actividades destinadas a conseguir fondos para la construcción del campus actual. Desde el plantel provisional, enclavado en las instalaciones de la “Pereyra Chica”, se realizaron infinidad de actividades: sorteos, rifas, pollocoas, bingos, así como el tan gustado Festival de la Canción, que durante muchos años tenía lugar durante el mes de octubre en el Teatro Isauro Martínez. En el año 1986, con un solo edificio, se realizó la mudanza al campus actual. Estando ahí, fue nombrado provisionalmente, Director General Académico. Al poco tiempo fue ratificado, ocupando dicha posición durante nueve años.
Buscador incansable de soluciones, pugnaba por otorgar becas a alumnos que realmente las necesitaban. Enemigo de la burocracia, buscaba la agilización de trámites, así como ayudar a los alumnos, dentro de las posibilidades establecidas en el reglamento académico de la institución. Impulsó siempre las iniciativas de los alumnos encaminadas a fortalecer la convivencia y el ambiente entre la comunidad universitaria. En aquellos años, el Día de la Comunidad Universitaria era todo un suceso: carrera atlética, final del torneo interno de futbol y softbol; torneos de dominó, ajedrez, volibol playero; concursos de oratoria, rally deportivo y más, para, por la noche, dar un cierre de lujo con la entrega de los premios ante auditorio repleto, seguido de concierto, normalmente de bandas de estudiantes que interpretaban los éxitos del momento.
Durante varios años, viajaba a diferentes ciudades, principalmente a Chihuahua y Cd. Juárez, encabezando la promoción de carreras. Logró traer a los primeros alumnos foráneos, a quienes arropó, y con quienes a la fecha mantiene una gran amistad. Posteriormente, estos alumnos realizaban también el viaje, contando a los alumnos de las preparatorias acerca de sus experiencias como universitarios en la Ibero. Siendo creativo, el Lic. Macías logró atraer a una buena cantidad de jóvenes a estudiar a la Comarca Lagunera: el viaje resultaba económico ya que el personal que viajaba era hospedado en los domicilios de los padres de los alumnos de aquellas ciudades; el examen de admisión era aplicado por la madre de uno de los alumnos en su domicilio. Tiempo después, les anunciaba el resultado de los mismos.

Finalizando su período en el puesto, ocupó otros más: jefe del Departamento de Ciencias Económico Administrativas, director de Planeación, director de Vinculación, sin dejar de impartir sus cátedras, que eran lo que lo cargaba de energía, hasta que llegó el momento de jubilarse, para dedicarse a gozar de sus nietos.
Este año, la Ibero Torreón decidió rendirle un reconocimiento a su trayectoria y a los servicios prestados a la institución a la que vio nacer, crecer, desarrollarse y madurar, siempre con la camiseta bien puesta, con gran entrega y compromiso.