Este mes, te presentamos a Annel Saucedo, una mamá, emprendedora y mujer incansable que ha sabido equilibrar el corazón y el trabajo.
Fundadora de Deliflor, un concepto que une florería, pastelería y cafetería, ha creado un espacio lleno de detalles, dedicación y calidez, su historia es un ejemplo de cómo se puede emprender sin dejar de lado lo más importante: la conexión humana.
Deliflor nació como una idea creativa y se convirtió en un espacio con alma. Es florería, pastelería y cafetería, todo bajo una misma filosofía: hacer sentir bien a quien entra.
Annel es de esas personas que no se pueden quedar quietas. Siempre está pensando en nuevas formas de crecer, de mejorar, de aportar. Además de su negocio principal, creó un jardín de eventos que se ha convertido en uno de los más solicitados de la ciudad. Su sello está en todo: en la decoración, en los montajes, en el ambiente cálido que logra en cada celebración. Todo lleva ese toque suyo: perfeccionista, sensible y estético.
Lo que más conmueve de Annel no es solo su éxito, sino su forma de mirar a los demás. A través de su trabajo, ha apoyado a jóvenes en situación vulnerable, dándoles contención, guía y oportunidades reales. Les ha abierto puertas, les ha dado un espacio para crecer. Esa parte, tan humana y tan profunda, es la que más habla de quién es realmente.
Detrás de cada idea que Annel lanza hay un motor fuerte: su pasión por crear, por conectar, por hacer algo que tenga sentido. Le gusta pintar, decorar, moverse. Su mente no descansa porque siempre está soñando con lo que sigue. Y eso es justamente lo que la define: una mujer que no solo construye negocios, sino también momentos, emociones y vínculos con los demás
